sábado, 11 de febrero de 2012

¡Eh, tú! Sí, tú. Deja de estar infeliz contigo mismo. Eres perfecto. Deja de desear parecer otra persona, o que le gustaras a la gente tanto como otra persona. Deja de intentar tener la atención de esos que te hieren. Deja de odiar tu cuerpo, tu personalidad, tus peculiaridades. Quiérelas. Sin esas cosas no serías tú mismo. ¿Y por qué quieres ser otra persona? Estate seguro de quién eres. Sonríe. Eso atraerá a la gente. Si alguien te odia por estar feliz contigo mismo, entonces levanta tu dedo del medio y dile: “¡Que te jodan! Mi felicidad no dependerá de otra persona nunca más. Estoy feliz porque me gusta quién soy, lo que soy. Me gustan mis defectos. Me gustan mis imperfecciones. Eso me hace ser “yo”. Y “yo” soy bastante sorprendente.

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